Blog de contracorrección irreflexiva sobre antiquehaceres parartísticos

lunes, 10 de octubre de 2011

Metafísicamente imposible


Muchos somos los que crecimos leyendo al Capitán Trueno. Tengo todos los tebeos (nunca "comics", que esto es España y hablamos de la cosa patria, "¡por Santiago!"). Leídos y releídos hasta el aburrimiento. Y siempre lo he tenido muy claro desde el mismo momento en el que se comenzó a hablar de este proyecto: Trueno y sus peripecias son inadaptables al cine presente. Ni modo. Bien lo comprendieron todos aquellos que dejaron la aventura con anterioridad como Calparasoro o Bajo Ulloa: Las probabilidades de fracaso eran altísimas y puede que inasumibles para un cineasta reputado.

Primero, sucede que que la estructura narrativa de las historias del viejo Capitán -siempre la misma- hubiera cuadrado con los estilos cinematográficos de las décadas de 1950 y 1960, pero es incompatible con los formatos de hoy. Puedo imaginar una historia del Capitán Trueno en la gran pantalla tal y como la pensaban Mora y Ambrós en sus relatos; con Robert Taylor en plan espadachín indomable que se bate en justas por el corazón de la bella dama, Technicolor, guión lineal, inocencia aventurera, camara fija y traveling de raíles. Es lo que destilan sus viñetas preciosistas claramente inspiradas en "El Principe Valiente" de Harold Foster y en los encuadres perfectos del "Flash Gordon" de Alex Raymond (cuya adaptación cinematográfica también fracasó precisamente por lo mismo, el desajuste temporal estilístico-narrativo). Los tebeos del Capítán Trueno están a años luz de la pomposa retórica cinematográfica de la actualidad, de las cámaras al hombro, los montajes veloces, las elipsis constantes y las transiciones fulgurantes.

Segundo, se trata de un conjunto de personajes -conviene recordar que las andanzas del Capitán Trueno siempre fueron concebidas como historias corales, y jamás como productos de héroe solitario- a los que los mayores adoran en su esencia básica y con los que los jóvenes encuentran difícil -puede que inútil- conexión. Esos diálogos inocentones del tebeo ("¡cáspita!"), ese romanticismo demodé de los argumentos (Bien plano versus Mal sin matices), esa moral del sacrificio irreflexivo tan propia de la españa franquista ("¡Santiago y cierra España!") que Mora siempre trataba de soslayar, pero que la inevitable censura siempre encontraba el modo de imponer... Una ética y una estética que encajan mal con los tiempos y modos presentes. Consecuencia: el guión, por mucho que se pretenda actualizarlo, resulta irremediablemente bobo, insustancial, esencialmente plano, repleto de tonos y melodías que ya nadie comprende porque ya nadie los utiliza o las tararea. En un mundo sin honor, no toca perderse en delirios líricos que no se asumen o se dan por supuestos entre los valores del personal.

Tercero, el dinero. ¿Dinero...? Ese perpetuo mal de nuestros creadores. Para hacer una película con la espectacularidad que requereriría la recreación exhaustiva del Capitán Trueno, su troupe y sus peripecias haría falta, al menos, multiplicar por ocho los diez millones totales que tantos cacareos injustificados han provocado en algunos críticos. Cuando la Marvel se propone realizar un "Thor", por ejemplo y ya que viene al pelo, se gasta esos diez millones de euros sólo en pagar a la mitad del reparto... Hablar de esto, creo yo, ni merece la pena porque no hay debate, así que no perdamos el tiempo con lloros y pataletas innecesarios. Es una producción de aventuras ésta baratita, "low-cost", sin pretensiones, de peleillas porque no hay pasta para grandes batallas, de efectos especiales justitos porque no alcanza para estropicios y de actores sin pretensiones. Y eso que Peris-Mencheta está correcto -de lo mejor de la película- y además resulta bien seleccionado pues guarda un eficaz parecido físico con el Capitán de los tebeos (y la Sigrid de turno es guapa, qué carajo).

Sí, a qué negarlo, es una producción esta limitada y algo malilla. En efecto. Pero le doy un aprobado porque, como digo, era un reto extremadamente difícil al que se han atrevido a pesar de todas sus imposibilidades metafísicas. Y el caso es que a mi hijo de ocho años (el mismo niño que yo fui cuando empece a leer los tebeos del Capitán Trueno) no le pareció mal e incluso llegó a pasar un buen rato de cine con palomitas, lo cual me ha dado mucho qué pensar acerca de las virtudes de la inocencia y la futilidad del envejecimiento. Más que hacernos sabios, nos resabiamos. Qué triste... Todo un logro el de entretener a un chavalito del presente cuando la industria del entretenimiento norteamericana ha laminado la psique de los chicos con tanta eficacia que pareciera ya imposible sacarles de los esquemas que se les imponen desde el otro lado del Atlántico.

Tiene la película, además, algún momentillo bastante decente, como por ejemplo cuando el Capi aparece por vez primera en pantalla... Instante que goza, incluso, de un punto de emoción irreprimible para muchos que llevábamos décadas deseando vivirlo. También cuenta con una partitura musical aceptable y una fotografía más que digna (resulta un juego muy divertido el de jugar a descubrir donde está rodada y para mí fue maravilloso reencontrarme en la pantalla con el magnífico Castillo de Calzada de Calatrava o con las Lagunas de Ruidera). Y me vale todo ello para no aniquilarla como algún que otro pureta, e incluso para hacer el esfuerzo de comprarla cuando salga en blue-ray a fin de ocupar, con él, ese huequecito vacío que siempre hubo en el estante de mis vivencias infanto-juveniles.

Llamadme "freak". Pues bueno. El hecho es que nuestro Capitán Trueno, nuestro héroe patrio, generacional e intransferible merecía tener este homenaje, bien fuera testimonial, y hay que darlo por bien empleado: Seguro que algún que otro chiquillo arrastrado al cine por su padre -como el mío- se anima a sacar del desván los viejos tebeos polvorientos del Capi.

Más que suficiente.

1 comentario:

  1. Querido Francis, precisamente tus argumentos son las dudas que me han llevado a descartar la posibilidad de pasarme por taquilla.

    Siempre he supuesto que para llevar a Trueno al cine había que rehacerlo desde sus raices y también supongo que es esa falta de cojones recreativos son los que han mandando al proyecto a donde está -en algunas salas no va a durar más que una semana.

    En todo caso, es una pena.

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