Blog de contracorrección irreflexiva sobre antiquehaceres parartísticos

lunes, 30 de mayo de 2011

Desde la indignación: Carta abierta a D. Antonio Burgos


[Publica D. Antonio Burgos en el diario ABC (19-5-2011) un artículo titulado "indignante" (subtitulado de forma pretendidamente graciosa ¿Indignados? ¡Tequiyá con la indignación de diseño asistido por ordenador!) al que nadie parece haber dado cumplida ni merecida respuesta. Permitidme que lo intente].

D. Antonio Burgos, ese hombre maravilloso y mejor escritor, se ha caracterizado tradicionalmente por su aguda labia a la hora de faltar, ofender, insultar y mancillar el honor de gente a la que ni conoce ni quiere conocer. Es la escuela de los Campmany, Ussia y compañía. Esa tradición de grandes letristas y letreros de la que se alimenta ese gran rotativo que ha hecho tanto por la prensa española: “ABC” (periódico que tras haber vivido tiempos infinitamente mejores, en el presente ha quedado reducido a mero coleguilla de patio de recreo de esa otra cosa llamada "La Razón" [de la sinrazón que a mi razón acongoja])… Otrora gran periódico hoy reducido a simple pasquín que es poco mas que un cómic para fachas de línea rancia (porque ni siquiera son derechistas neoconservadores liberalotes y tolerables de esos que están ahora de moda por la avanzada Europa) y con el que no envolvería el bocadillo nadie sensato a menos que quisiera envenenarse.

De la Pajín dijo este genial hombre que es Don Burgos –mito de los cervantinos y excelso argumentador- que tenía cara de “actriz porno”. Y de las hijas de ZP (pobres muchachas, qué culpa tendrán ellas), que eran unos “callos”. Y ya vamos mal porque da la triste impresión de que este tipo, Apolo de la retórica y Adonis de la estética, no tiene espejos en su casa. Hace falta tener mucho morro y muy poco sentido del ridículo para meterse con el físico de nadie teniendo el físico de D. Antonio Burgos. Este Aquiles de la lindeza que confunde el buen estilo con la agresión y que se llama a sí mismo escritor –o columnista- en el colmo del optimismo y la autocomplacencia. Por titularse, que no quede, vicio proverbial de la incompetencia española: bien están los títulos y los remoquetes a falta de virtudes más presentables.

Pero no es bastante. Ahora Míster Burgos –sumándose a la tendencia de moda en el espectro cavernario- amplia el cerco de sus exabruptos a miles de personas que ni le leen, ni le conocen, ni quieren, ni les interesa (¿para qué?), y se entretiene en darnos lecciones de democracia, y se molesta porque unos pobres muchachos que no están en otro sitio porque no lo tienen, protesten en la vía pública. Tan demócrata es y suena, que solo le ha faltado en su texto hediondo referirse al contubernio judeo-masónico [sic.] que libró al dictador de toda culpa y le limpio de cualquier mácula. Tan demócrata que el muy tonto piensa que en este país hay democracia “solo” porque nos la trajo el Rey. Cómo me gustaría saber simplificar la historia con tanta gracia y salero como lo hacen estos del garrote. ¡Ay! ¡Pero qué triste es tener que vender el alma al diablo para comer caliente! ¡Cuántas tonterías nos lleva a escribir el olor del puchero! Que si los chicos no se quejan, es que son “ni-nis”… Pero cuando lo hacen, es porque son comprados de no sé quién. Que si piden, porque piden… Que si callan, por acomodados y tragaldabas… Que si cuando protestan hacen un botellón, pero cuando no protestan es que tienen la tripa muy llena… ¡Qué triste tiene que ser envejecer hacia la derecha! ¡Y qué doloroso, coño! ¡Pero cuánto tiene que doler estar siempre tan cabreado!

Dice Don Burgos que los chiquitos no van a La Moncloa, pero es que hay que ser muy zote para decir esto y quedarse tan tranquilo. Porque implica desconocer el significado mismo del concepto de “plaza”, tanto como el sentido que la Puerta del Sol ha tenido siempre en la historia de la protesta pública madrileña, y por supuesto no haber estado frente al Palacio de la Moncloa todos los días. Sabría entonces que allí, justo allí, no cabe una acampada. Y además allí, justo allí, molestaría menos y armaría menos ruido del que arma donde está… Que no es eso D. Burgos. Que nadie se mete con tu querida Espe. Que no hay pancartas contra Doña Esperanza y que lo de ella es meramente coyuntural. Que te confundes cebollino. Que no va de eso, que la conspiración solo está en tu cocorota enferma de mal pensado patológico.

¿Sabéis cual es problema? No es que protesten. Para nada. A esta gente le gusta mucho el ruido y no hay más que escuchar el jaleo que arman en las manifestaciones domingueras –protestar de 9 a 2 y para casita a la hora del vermú- que ellos organizan. Lo que le pasa a Don Antonio Burgos y su club de fans es que los “indignados” de marras no protestan como él quiere, que no dicen lo que él quiere que digan, que no se comportan como a él le gustaría que se comportasen, que no se meten con quien él querría que se metieran… Ese es el caso… Pero entienda usted, Don Antonio, que no todos podemos calzarnos un polo azul con una banderita española ribeteando el cuello para vender libros de José Antonio y folletos de la CEDA en un chiringuito. Más todavía: que no todos vivimos de la falacia ni comemos del ABC o de La Razón (de la sinrazón, y tal).

Lo que le molesta a este gran demócrata, a este genio de la tolerancia, a este John Wayne de los Derechos Humanos en suma, y basta con saber leerle más allá del esperpento literario al que representa, es que los rojos -léase "todos aquellos que no piensan como pensamos los buenos de la película"- no nos morimos. Que no todos terminamos en una fosa común, en una cuneta y sin memoria. Al final siempre es lo mismo. Que España no es el país que él -ellos- quiere que sea. Qué le vamos a hacer amigo Sancho. Y no seré yo quien defienda los desastres de ZP o aplauda la charlataneria pseudoiaquierdista de este raro "socialismo" que nos asola, voto a bríos, pero tampoco toleraré que se manipule, se compre o se venda la única cosa límpia que ha habido en este país desde hace décadas. Tal vez confusa. Quizá desorganizada. Puede que inoportuna. Pero limpia.

Indignante, señor Burgos, eres tu. Es tu afán por reventar lo que no te gusta. Por aplastar lo que no quieres. Por pisar lo que no comprendes. Por ofender a quien no te hace caso. Indignante es masacrar intelectualmente a estos pobrecillos que salen a la calle pacíficamente –democráticamente (Constitución Española, artículo 21)- a pedir que se les escuche. A pedir un mendrugo. Indignante es que de verdad te creas esa matraca de que la democracia “la trajo el rey”… Eres indignante Burgos. Indignante, triste y pelanas. Tan mal ejemplo democrático que no te sirves ni a ti mismo.

Sí. Indignante.

3 comentarios:

  1. Yo no es que me indigne, ¡es que me incendio! Los medios de incomunicación que nos gastamos son de traca. Esta derecha panfletaria y conspiranoica que sigue sin entender que hay vida más allá de su ombligo, con la capacidad de autocrítica atrofiada de no usarla. Pero ¿cómo van a cambiar? ¿para qué? el mapa político español se ha puesto más azul que el predictor de la pitufina y todavía no han explicado a nadie QUÉ COÑO VAN A HACER!! Así les va de lujo. El congreso de los di(s)putados parece el plató de Sálvame Deluxe, pero en lugar de sacar a la palestra amantes, sacan casos de corrupción.

    ¿Que todos los carteles son iguales? Las pancartas tanto de Sol como de cualquier otra acampada son dignas de recopilación, ingeniosas, sarcásticas... por favor.

    ¿Y qué me decis de Intereconomía? Pfff lo dejo que me pongo mala. Sólo diré que soy incapaz de escuchar más de dos minutos seguidos porque mi televisor peligra. ¿Plaga de pulgas decían el otro día? Sí, sí, miles son las que os han salido a todos los perros que ordenan y mandan!

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  2. Por cierto, feliz no cumpleaños (que mola más) xD

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  3. Mejor contestado no puedes estar, camarada Burgos; es este uno de esos casos en los que la respuesta está muy por encima del panfletucho de tres al cuarto que lo origina.

    El camarada -Burgos- y su camarilla llevan años muertos; no dejan de repetir sus mensajes de muertos porque levantan cierto eco mortecino que ellos confunden con la vida real, pero ya va siendo hora de que los entierren.

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