En noviembre de 1536, el gobernador de Guatemala informó aliviado de la muerte de Gonzalo Guerrero, el español que llevaba años creando problemas a los conquistadores en las selvas del Yucatán. Pero, ¿quién era ese personaje singular, que al frente de un ejército maya había cruzado el golfo de Honduras para luchar contra quienes habían sido sus compatriotas?¿Cómo había llegado a ostentar ese rango? ¿Por qué llevaba la cara y los brazos cubiertos de escarificaciones y tatuajes rituales?
De los numerosísimos escritores practicantes o conversos a la novela histórica, sólo unos pocos tienen la capacidad de extraer lo verdaderamente memorable de lo que nos esconden los archivos para asociarlo con lo verdaderamente novelesco. Si además se da el caso de que el resultado es un libro verdaderamente bien escrito, sin duda nos encontramos con un caso excepcional: Alfonso Mateo-Sagasta.
Y es una novela realmente buena. De veras. En raras ocasiones coinciden los parabienes con la calidad literaria, y esta afortunadamente es una de ellas.
ResponderEliminarGran recomendación, Hermano Biedma.
Tiene buena pinta este libro y el comentario que leo anterior al mío lo confirma. Pero me gusta dar mi propia opinión así que lo buscaré en mi librería habitual. Un saludo afectuoso .
ResponderEliminarManoly Naranjo.