Blog de contracorrección irreflexiva sobre antiquehaceres parartísticos

jueves, 28 de octubre de 2010

PACIENTE CERO (XIII)



Hay veces que los cambios llegan regular y lentamente, como las gotas de suero en el brazo de un enfermo terminal.

Otras veces son una tromba, un alud que lo transforma todo, y que nos impide discurrir y mucho menos reaccionar ante sus consecuencias.

Mila entró en su dormitorio procurando no deteriorar aquel extraño paquete sin  peso que le había entregado el descerebrado del jardinero en nombre de su padre. Por su ligereza, debía ser algo extremadamente frágil. Después de desenvolverlo con muchísimo cuidado, sólo tuvo en su mano una cajita blanca de cartón completamente vacía. En uno de los lados encontró la huella desvaída de un sello en el que aún se podía leer Residencia de Ancianos de Tomelloso. Parecía una de esas cajas que usaban en algunas instituciones para contener medicación evitando las marcas comerciales. Ni el paquete, ni el sello, ni la inscripción ni el pueblo tenían para ella significado alguno, así que la  dejó sobre la mesita de noche y, prescindiendo de la presencia de los asistentes al velatorio, se durmió; sus pesadillas la aguardaban, impacientes.


**********


Algo pasaba en el patio, los mayores trajinaban de un lado para otro, Fear tenía el sueño ligero. En lo que tardó en llegar al garaje, un policía se había plantado en la puerta impidiendo la entrada a los miembros de la familia y el servicio. Lo que fuera, había ocurrido en el cuartucho del jardinero, que junto al trastero y al garaje, integraban la enorme nave de una planta situada a unos metros del caserón. La rodeó hasta llegar a la ventana de Evaristo y lo vio allí, allí mismo: le habían ensartado la cabeza entre los barrotes de la reja, dejándose las orejas en el transcurso de la maniobra. Parecía vivo, aunque inconsciente. Un policía intentaba sacarlo de allí y el otro le aconsejaba que esperara a los bomberos, que al parecer ya iban en camino.

Desde su posición, Fear podía ver el interior de la pobrísima vivienda del jardinero, suciedad, y un solo adorno en la pared clavado con cuatro chinchetas: la foto polaroid de un cementerio; se parecía a las ilustraciones que había visto en un libro del camposanto de Colliure, el lugar donde enterraron a Antonio Machado; era curioso que recordara el lugar, teniendo en cuenta el desprecio que sentía por los poemas de ese tipo.

Fear no sabía por qué, pero comprendió que tenía que hacerse con la fotografía.

Hay veces  que los cambios nos llegan con la música atronadora de un pasacalles desfilando junto a nuestra casa.

Otras veces vienen dentro de una caja vacía.

© Biedma & Francis P.

7 comentarios:

  1. Pensaba esperar hasta el martes próximo para publicar la nueva entrega del Paciente Cero, especialmente porque me apetecía dejar el anuncio de mi hermano Biedma en la cabecera del blog, pero la persistente aclamación popular ha podido conmigo.

    Ya sabíamos nosotros que no iban a poder probar solo una, ¿verdad Biedma?

    Un motivo más para vernos todos -especialmente nuestros detractores- en la Semana Gótica. Sin duda.

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  2. Verdad, hermano; eso sí, se admiten palabras de elogio, gritos de entusiasmo, gestos calentorros y miradas de amor.

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  3. Juas! Vaya par!
    Pero sabeis que no podemos pasar sin nuestra dosis. Yo estaré a partir del sábado a piñón con la Semana de Terror de Donosti así que no estaré presente, pero desde aquí os mando palabras de entusiasmo, gritos de amor, gestos de elogio y miradas calentorras. Como dice un amigo, el orden de factores no altera el conducto.

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  4. A ver si uno de estos años me invitan los de Donosti al festival, aunque sea como jurado, y podemos vernos.

    Por cierto que estamos pensando en cambiarle el nombre al blog, El Subcultural de Enea estaría bien, ya que eres nuestra única lectora.

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  5. Jajaja, no creo que sea vuestra única lectora, puede que el resto tenga miedo escénico a esto del comentario.

    Lo de Donosti me lo apunto, se lo dejo en formato postit a Rebordinos para que se lo entregue al nuevo director, porque este año abandona el lado oscuro para pasarse al Zinemaldi. Pero te tienes que traer al Francis también eh.
    Si no en alguno de mis viajes relámpago a los madriles, que el año que viene en febrero y junio me tocarán exámenes y tengo que ir sí o sí.

    Sobre el nombre del blog, me gusta como está pero me quedo como grupie, aunque de las chungas, ni estoy buena ni me cuelo en casetas de feria de libros por la parte de atrás jajajaja.

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  6. Contad conmigo para lo de Donosti. Fíjate que este año he andado por allí de Congreso y tal... Por supuesto, hasta de jurado como el hermano Biedma. Eso sí: la condición es que no me hagáis trabajar mucho, que ya va estando uno muy pasado de vueltas.

    Lo de colarme en las casetas por la trasera lo he intentado yo varias veces, pero la cosa nunca cuaja. La mayoría de las chicas literatas son muy demasiado serias y cerebrales, por lo que aceptan mal el requiebro y el escarceo. En la Feria del Libro ya les reparten los kits a los libreros con un pasquín mío. La leche.

    Mi mente calenturienta es capaz de imaginar muuuuuuchas cosas sucediendo bajo el mostrador de una caseta, justo en el belfo de ese señor que mira muchos libros que jamás compra. Jo, qué morbo. Espero que Almudena Grandes lea este inspirador comentario y vuelva, con ello, al redil de los justos.

    ¿Y por qué estoy yo hablando de todo esto?

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  7. Al hilo de vuestras propuestas, se me ocurre que:

    1) Tenemos que celebrar el primer congreso en torno a El Subcultural -total en cualquier bareto con un velador libre, ya vale.

    2) ¿Tienes cuenta en facebook, Enea?

    3) También se me ocurre algún comentario sobre dejar la puerta de atrás de la caseta siempre abierta, pero prefiero dejarlo a medio escribir.

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