Blog de contracorrección irreflexiva sobre antiquehaceres parartísticos

miércoles, 2 de noviembre de 2011

"Te lo cambio por el de Tintín"


Hermano Biedma, ese fue uno de los leit motif de mi adolescencia: "te lo cambio por el Tintín".

Todos sabían que yo era -mejor, soy- un ávido lector de cómics lo cual me convertía en víctima fácil para esta tipología del regalo en cualquier especie festiva. Y así, entre unas cosas y otras, entre compras de paga dominical y dádivas diversas, iban cayendo por casa los Asterix, y los Spirit y los Marvels, y estos, y los otros... Y, claro, los de Tintín que yo nunca compré, pero que siempre hubo alguien que quiso homenajear.

El problema, claro, es que el tal Tintín me ponía enfermo. Malo malísimo de puro dolor de estómago. Me resultaba repipi, sínsolo, aburrido, blando y encima no me gustaban los dibujos. El resultado, hermano, es que a poco que podía permitírmelo y en cuanto algún amiguete tenía por ahí algo más de mi agrado, ¡zas!, "te lo cambio por el de Tintín".

Lo peor era que colaba sin que yo fuera capaz de entenderlo. Casi todo quisque se pirraba por el Tintín ese al que yo no le veía el chiste por sitio alguno. El hecho, hermano Biedma, es que así fue creciendo mi colección particular de suerte exponencial porque como los tintines que me caían por doquier -a los adultos siempre les vino a parecer el enano atontado éste la tira de educativo y de simpático- venían encuadernados en bonito y eran caros, pues se cotizaban bien y los intercambios resultaban sustanciosos.

Mi vida sin Tintín. Así es. Pero en mi vida también está Spielberg y como no le perdono una y a mi familia le va la marcha, trago con estas "Aventuras de Tintín" que resulta que están muy divertidas, superentretenidas y la mar de bien realizadas. ¿Te sorprende? Pues no te sorprendas, hermano, que todo tiene explicación. Lo maravilloso de este Tintín spielbergiano es que no es el reporterillo pedante del Hergé, sino Indiana Jones disfrazado... y, claro, el gran Indy sí que mola. Mogollón. Quiero suponer, por tanto, que a los fans sempiternos y puretas del nene del perrito esta película no les hará mucha gracia, razón por la que seguramente a mi me ha parecido tan bien y por la que, de paso, se la recomiendo a nuestros seguidores más iconoclastas y menos amanerados.

¿Es posible Tintín sin Tintín? Lo es, y encima resulta mejor que con él.

1 comentario:

  1. Querido, a mí no me entusiasmaba Tintín pero lo leía con interés: en general, todo heroe de aventuras sin superpoderes, que me facilitara la labor de ponerme en su lugar, me ha molado siempre.

    Esta adaptación no me hacía mucha gracia, por la técnica de captura de imagen esa, que no me llegaba; pero fui a verla, por descarte, y a los dos minutos me había acostumbrado a la técnica de marras y la película fue de las que te hacen salir de la sala todo lo bien servido que uno pueda desear.

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