El amigo Frank G. Rubio fue a ver la que parecía prometedora peli de Caperucita Roja... Y al salir, borracho de justa ira, escribe y me envía esto que comparto con vosotros porque no he podido -entre risa y chiste- resistirme la tentación:
CAPERUCITA ROJA (Red Riding Hood)
Director: Catherine Hardwicke. Reparto: Amanda Seyfried, Shiloh Fernandez, Max Irons, Gary Oldman, Julie Christie, Lukas Haas, Virginia Madsen. Guión: David Johnson.
Decepción, bodrio, fiasco son palabras que acuden a mi mente cuando recuerdo las sensaciones despertadas en mi por esta película norteamericana contemporánea. La somnolencia, la incomodidad y la repelencia, ante el desarrollo del relato y los personajes, me inundaron casi desde los primeros diez minutos. Es obvio que vivimos malos momentos para la lírica y para todo lo demás y que el cine, no sólo el norteamericano, da sus últimas boqueadas. La conversión de los bípedos en vainas, en seres huecos rellenos con marketing y propaganda cada vez más impostadas, es ya la regla del mundo del consumo y la producción cultural.
T. P. en La Nueva España, diario independiente asturiano, se manifiesta con contundencia y, como estoy totalmente de acuerdo, le cito con amplitud: "En esta historieta de inocencias en peligro, instintos atávicos de colmillo sensual y amenazas en la sombra con identidades confusas no hay tensión alguna, el misterio brilla por su ausencia y los chispazos terroríficos se quedan en un quiero y no puedo acartonado y falto de garra. El romance es acaramelado y rancio, y los actores se mueven por los decorados como zombis que no saben muy bien de qué va la cosa. Y así, entre bostezo y bostezo, la revisión del cuento avanza hacia el precipicio a trompicones y con estética de anuncio de colonia con acento francés, muy lejos de aquella En compañía de lobos con la que Neil Jordan sí acertó a sacarle los colores a las andanzas de Caperucita y su lobo".
Hay que recordar que Neil Jordan, sin ser nada del otro mundo, no es Catherine Hardwicke; esta última, directora de Crepúsculo. Otra “ingeniosa” aportación, mequetréfica desde el punto de vista estético, al cine de vampiros dirigida a un público adolescente femenino al que se supone absolutamente idiotizado. Tampoco estamos en 1984 y el cine es aún peor que entonces. La batalla por destruir el Imaginario occidental, ya sea conscientemente o producto de la inercia, encuentra en esta película otro hito. No vale la pena perder el tiempo tratando de interpretar psicoanalíticamente nada. Destinada también a adolescentes del género femenino, la película no produce en mi sensibilidad de varón otra cosa que lástima. Comenzamos a vivir ya las consecuencias de haber permitido que el mundo cultural esté absolutamente domeñado por el dinero, el sectarismo y la ineptitud máximas. La película es norteamericana pero podría perfectamente haber sido española.
Ni Virginia Madsen (mediocre), ni Gary Oldman (odioso), ni Julie Christie (¿qué haces ahí abuelita?) pueden hacer nada por evitar la debacle. Una película pues insana, producto de la inercia de una industria agonizante y de la indiferencia y embrutecimiento de un público cada vez menos sofisticado. Sería convincente que el Lobo diera buena cuenta de los autores, y degustadores, de tantas infamias. Afortunadamente aún podemos quedarnos en casa o internarnos en el bosque y leer allí a Perrault o a los hermanos Grimm, tratando de imaginar con nuestras cabecitas, ya pochas por tanta ponzoña audiovisual de tres al cuarto, imágenes no manchadas con lo Políticamente Correcto o las pretensiones bárbaras y tergiversadoras del omnipresente Mammon.
Frank G.
Dicho queda. Y así os lo digo.
Pero alma de cántaro, cómo se te ocurre ir a ver eso...
ResponderEliminarPor cierto, es la primera reseña de la película que leo en la que se alude a la magnífica En compañía de lobos, de Neil Jordan. ¿De dónde coño ha salido la nueva hornada de críticos cinematográficos, que no son capaces de pillar referentes tan obvios?
Por lo demás, Frank, tan genio y figura como siempre. Necesario y brillante.
Abrazos.
Frank es la leche. yo creo que se animará a aportarnos más cosas para animar el cotarro. Y no anticipo nada más...
ResponderEliminarJuanma, el nuevo "crítico cinematográfico" -y conozco a tres o cuatro de estos- es un mocito barbilampiño que descubrió el cine y la filosofía con Matrix y una lectura rápida del libro de Jostein Gaardner, y que ha visto en total cuatro o cinco películas anteriores a 1995.
Eso sí, tampoco se les puede exigir más porque casi siempre tienen contrato de becario, cobran poco, molestan menos, y no exigen nada. El prototipo de esa clase de trabajador-mamporrero al que los empresarios de hoy en día idolatran como "tipo comprometido".
No les exijas referentes, abusón.
Abrazos